domingo, 25 de enero de 2015

Epílogo del testamento de Caín el Hermoso.


Epílogo del testamento
Mis ciegas milicias hacen sonar las calimbas: son felices mientras termino de redactar los cinco libros del testamento. Entre tanto en la plaza mayor suenan los caracoles: junto a las chirimías repican las campanas, los tambores y los huesos de los muertos.

Las guerras son reguladores de ímpetus morales, propósitos éticos y despropósitos estéticos. Ellas catalizan las miserias humanas para hacerlas epitafios en piedra de tumbas enmohecidas. Pero nada como la naturaleza para poner las cosas en su lugar, para expresar de manera terrible el testamento de Caín. Estamos acosados por los temores crónicos: el cáncer, el sida, el ébola, la malaria, el hambre, la sed, la ignorancia y el abandono. Mientras tanto la naturaleza tiene el poder de quebrar el reloj de la vida y poner los segundos exactos que a cada cual designa y merece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario