lunes, 12 de enero de 2015

El emboscado es el tendón de mis manos. Testamento de Caín el Hermoso.


El emboscado es el tendón de mis manos
Testamento de Caín el Hermoso.

En ocasiones el mal toma audiencia entre las gentes y distorsiona la comunidad, yo muevo su voluntad y coloco el emboscado en el tendón de mis manos. En sus ojos deposito mi soberbia, en su habilidad confío anhelos de libertad. El arma del emboscado os la dejo bajo la almohada para los días desesperados.
La mano de Charles Whitman era la mía: él sólo dejó caer el sable resentido, quizá un instinto activado en la guerra de Vietnam. Fue un bisturí hábil, un escarpelo inteligente que buscó una posición óptima para disparar. Lo hizo sin compasión a todos aquellos que se pusieron delante. Mis fuerzas estaban ocultas, sutilmente agazapadas y guardaban con celo el señuelo que haría servir el día de la venganza.
Me repliqué como Caín en la mente de Laurie Wasserman, en la de Charles Whitman y en Anders Behring Breivik, a los hermanos Chérif y Said Kouachi. Estos últimos fueron instrumentados por Harith bin Ghazi al-Nadhari, siguieron el mandato de uno de los líderes del grupo de Al Qaeda en la península Arábiga (AQAPA). Él ha dicho en un vídeo emitido… "Algunos de los hijos de Francia faltaron el respeto a los profetas de Alá…" “Estos guerreros del islam le han enseñado a Francia y al mundo a tener respeto…”

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