domingo, 2 de junio de 2013

Ideas ocultas

Túnel de Tarradets. lugar donde realicé Ocultación XIV 1990

Ideas ocultas
El universo de las ideas tiene su propia dinámica y formula una realidad que sólo se gestiona en la mente. El mundo de las ideas, identidades y sentimientos es una realidad humana y sin proponérselo forma el fruto intencionado de la historia. ¿Qué es la historia? -Pregunta E.H. Carr- y responde ¡! Es un relato cargado de dolor, de agravios y momentos heroicos que siempre son el resultado de una situación manipulada; en cualquier caso la voz de “la verdad” siempre la hacen los poderosos y los historiadores e intelectuales la ajustan a los deseos del los llamados a gobernar.

El hombre es consciente de no ser portador de todas las verdades y siente que aquello que supura la otra realidad es demasiado complejo para entenderlo, por tanto es mucho más fácil que esta se ajuste a la que ha "manufacturado" el pensamiento. El político que aspira al poder se inviste con la autoridad de la verdad, es un iluminado que interpreta los deseos implantados, un Mesías que presiente que con la palabra no puede contener la hemorragia de los acontecimientos, pero puede suturar-los y esconderlos bajo las membranas de la memoria. Él es llamado y se inviste como guía de los hombres. Sabe de buena mano que la historia sigue siendo un relato lleno de ocultaciones y por tanto usa el señuelo de las palabras con tanta convicción que llega a creerse sus propias mentiras. Sus seguidores también lo saben pero han de mantenerse firmes y ser cómplices, es parte de la estrategia social. Saben que si denuncian las perversidades de los suyos se pondrán en el lado de los contrarios; ¡esa es la máxima que calla y secuestra las voluntades!
La intención humana no va pues dirigida a desvelar la verdad, no desea despertarla no sea el caso que descubra su error y se tenga que humillar ante las fragrantes razones de sus enemigos. No puede escuchar la razón del otro ya que al hacerlo se debilita y si lo comprende y acepta quedará definitivamente derrotado. El objetivo es pues recrear la invención una y otra vez en la acción política. Hace falta martillear el presente con una idea hasta perforar la membrana mental y hacerla "comprensible". Es el argumento fiable para el éxito en la nueva situación, de esta manera sólo hace falta esperar a que se convierta en idea diáfana y obsesiva. 
No existe mayor fuerza humana que el quebrantamiento de la razón movido por la obsesión.
La historia es un relato de nuestra invención y el pasado se iguala a las cajas del misterio; se quiera o no, siempre contienen aquello que ocultamos dentro. La historia es la "caja chistera", una argucia que el PODER manipula para sacar oportunamente el conejo que con su graciosa pelambre, con su mirada inocente y docilidad embelesa. Sus generosas orejitas hacen reír y envuelven los debates políticos con ilusionismos y encantamientos que alegran a los tertulianos. Convencido de la bondad del nuevo paradigma, el iluso se hace Mesías y desde aquel instante dispone del poder de la convicción. Acomoda las tres palabras clave del nuevo modelo y así llena su repertorio de verdad; palabras que se devienen mágicas y con ellas derrotará dialécticamente a todo interlocutor que se le oponga. Sus tres palabras derriban, secuestran, obnubilan, ahuyentan, niegan, ocultan, disminuyen, silencian y proponen a cada instante que son la voluntad de la masa, a la cual intencionadamente y eufemísticamente se le llama "pueblo". 
La acción política consiste en modelar los sentimientos hasta ocupar todo el repertorio simbólico, los sentimientos, las voluntades, los argumentos y la acción permanente del pensamiento. Pero cuando una situación se hace obsesiva y se dibuja una solución política no permutable, cuando el fanatismo se acerca al estado de neurosis colectiva y no queda espacio para la negociación, podemos pensar que la sociedad vive una polarización; ¡una existencia ensombrecida! Ahí nace el fracasado de la política y entran en juego nuevos metodos para la solución al conflicto...
En el razonamiento sobre los ángeles llegué a conjeturas dramáticas y curiosas. Pensé que toda la realidad está dibujada por proyecciones mentales, por comunicados amañados y teñidos durante ciclos muy largos; ¡era la década de los años ochenta! Entonces pensé que eran influencias "angelicales", susurros de animales invisibles, respuestas a canciones de cuna, quizá a sueños que se encuban en la niñez, posiblemente identidades que se forman entre el desprecio al otro y sentimientos no compartidos pero adoptados para no ser rechazado. Todas ellas son influencias proyectadas por los grupos de poder, esa es su tarea y su objetivo es siempre conservar sus prebendas bajo cualquier circunstancia.
Bajo esa estrella diseñada, requerida y preservada en los envases de la verdad se expresa lo que llaman "pueblo" Pero esa voluntad colectiva actúa "libre" y dispone de muchos referentes que pueden cambiar de polarización en un instante. Solo aquellos que no disfrutan de otro argumento que aquel que le han dado, sin otra verdad donde apoyarse que la que es "socialmente" permitida, seguirán fiel hasta el final y terminará en el bunker durado. De esta manera esa masa moldeada se precipita vertiginosamente por la pendiente de los deseos impuestos. Para este fin, el político, el creador de la historia, hace servir la ocultación, las fisuras legales, los argumentos fronterizos, los guiños a terceros y el simulacro permanente. En el verso público sirve todo, los actos se contraen con eufemismos, se sacan los temas de contexto, se denigra al oponente dejando clara su falsa posición y sobre todo se ridiculizan sus argumentos.
Los problemas sociales, las demandas sosegadas pero “reales”, se desvían del debate, se abandonan en la sombra lo más lejos posible y si se puede se borran del presente. Es un acto natural en todas las contiendas, una táctica propia de la condición humana que opera con las conductas del contrario.

Pienso que es una estrategia que obscurece el pensamiento, anula la "verdad racional" haciendo ver que se quiere iluminar. Es una manera de proceder que estimula los sentimientos y los pone en carne viva. Una política que hace que el dolor ciegue y las consignas y la imposición de las mismas aparezcan como la única solución; es así como se presenta el rostro diáfano de la historia y el conflicto como el motor del cambio.

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