martes, 12 de marzo de 2013

Ciencia y mística

Piedra del Francolí, 2013. 

Ciencia y mística

Ahora la ciencia nos ha iluminado territorios que estaban ocultos a los ojos, son marmitas palpitantes, espacios presentes que claman en la acción cotidiana y según escuché hace más de treinta años, se expresan en el interior de una piedra. Ahora retomo el tema y al azar tomo una que dormía en el lecho del río Francolí, es negra, veteada y por su talante hacía mucho tiempo que me esperaba. La observo, la escojo entre miles y le digo: -"tu eres piedra", ¡ahora te reconozco!-
 Parafraseando a Pere Salabert al mencionar a Geidegger, y exponer el concepto de no-piedra y considerarla fuera del mundo. Teoría de la creación en el arte. Akal/ Arte y estética.
Entonces yo le digo: tú me das el pensamiento, contigo rehago los sentidos, ahora te presto la palabra y te doy mis atributos. Impacientes los dos, anhelantes en el momento del encuentro, pensamos que es la hora, el momento para iniciar un nuevo rumbo; ¡cogidos de la mano partimos! Le prometo que guardaré sus misterios y remarcaré su complicidad conmigo.
Queridos, anotaré aquí algunas ideas para que su existencia esté unida a esta reflexión y vosotros podáis reconocerla algún día.

La materia
Los espacios vacíos que forman la materia ya son familiares en la observación de los átomos, las distancias entre electrones y los juegos aleatorios de las partículas. Entre estas hay algunas que resultan misteriosas, algunos les llaman divinas y son las que han hecho posible el mundo que podemos contemplar. (Hace referencia a las investigaciones en el CERN y al feliz encuentro con el bosón de Higgs). Estas latitudes espaciales ya son funcionales en los ordenadores cuánticos y a menor escala en los tratamientos médicos, en los análisis químicos, en la lectura del ADN. Son observaciones que están controladas por sofisticadas máquinas y nos presentan una realidad que parecía que el hombre jamás podría alcanzar. En ocasiones visionamos estos lugares y encontramos que es allí donde reverbera la textura primitiva del mundo, el escenario donde se forma la materia y donde antes habitaba el secreto, quizá también donde se iniciaba la nada. Pienso que el misterio huye a capas cada vez más lejanas y que ahora actuamos en un lugar recientemente conquistado. Es la zona de los límites perplejos, el lugar de los espejos insólitos repletos de sigilos sin fin. Es el escenario de las incertidumbres, donde se bifurca la realidad en partículas y ondas de luz y los sucesos se dan en direcciones opuestas; quizá son las caras de Jano, perfiles que niegan el mismo principio. Dualidad esencial y rostro quimérico, piedra cerrada donde puedo intervenir conceptualmente, escribir con la mente y aportar soluciones espirituales. Se que es un juego de malabares, una fiesta para la imaginación; se trata de consuelos con argumentos pobres, pero en ellos confío más que en las grandes hipótesis, aquellas que nos hablan a los sentidos y nos dejan sumergidos entre complejos idiotas.

Como una criatura.

Piedra negra
Tomo la piedra del río y la llevo en brazos como a un niño; ¡prometo que esta vez no la abriré con un martillo! Nunca será revelado su misterio, deseo respetar sus venerables tesoros; ¡ella es la urna del secreto! En ella siento las leyes del mundo, su gravedad me comprime las ideas y me hace sensible a cuestiones que no entiendo, me confunden hasta que en ocasiones me producen llanto. Su temperatura me explica como soy, delata el calor de mi cuerpo; me siento vivo, sensual y excitado cuando ella está conmigo. Su peso pone a prueba mi capacidad de resistencia; con ella en brazos puedo hacer grandes travesías, transportarla sin descanso hasta los confines del mundo. Puedo llevarla por las sierras de Llavería, por las vertientes de la Musara o por las islas del Egeo y también, si es necesario, enseñarle los volcanes de Canchatka e invitarla a bajar a sus calderas activas. Su color apagado absorbe la luz y me emociona hasta nublarme; es fuerte la sombra que desprende. Su imagen es el resultado del replandor que oculta. En su espacio interior se abren puertas sin límites, escenarios asombrosos donde la realidad estética asombra a los ojos y sus propuestas físicas se escapan a la razón. Allí me siento y veo como aparecen todas las caras del misterio y constato frente a mí como todos los mundos son posibles. Presiento que son realidades que se manifiestan al instante, fluyen ante la mirada curiosa y delatan el enigma de todos los tiempos. En los oídos titilan sus murmullos, tiemblan como campanas diminutas; en ellas me siento, descanso e intuyo como reverbera el aliento de la eternidad.

Después de esta disertación me siento más tranquilo, pienso que ahora vuelve a tener sentido hablar de una valoración mística del arte, pues la ciencia ha desbrozado una parte del misterio. El secreto del origen casi está en mi mano y siento como respira. Le llamo Sola y es la piedra negra del río Francolí.
Ella ha presentado la doble personalidad de la materia, se que es partícula y a la vez es onda, su incertidumbre es la mía y su identidad escindida es la misma que me asiste cada día. En su tiempo mineral siento como espera el mío y su silencio habla la lengua que hice servir antes de nacer. En Sola, la piedra negra, he encontrado relaciones entrañables, lazos entre las antiguas filosofías budistas y el modelo occidental del mundo. En verdad os digo que en ella he encontrado un referente estable donde puedo depositar mi confianza.

La ciencia nos abre la puerta del asombro, presenta las más sofisticadas investigaciones sobre el estadio de la revolución química, el período de formación prebiótica y la evolución posterior de los sistemas biológicos; una colosal cadena de revelaciones nos ha transformado el pensamiento en los últimos siglos y Sola, la piedra negra del Francolí es el hito que separa y une estos mundos.

Escultor de la nada
Como escultor que vive la materia aparentemente igual que lo hacían hace miles de años, vivo el momento de la nueva realidad con gran entusiasmo. La física cuántica presenta un río de relaciones entre la materia y la energía, y en el fondo de todo ello, expone inmensos espacios vacíos llenos de incertidumbre y simetrías preciosas. El nuevo paradigma nos enseña que todos los procesos de la evolución están ligados en el continuo fluir de la energía, la cual busca diversidad, permanencia y evolución. Estos principios se encuentran en la formación de la materia, en la estructuración de los primeros polímeros que son la simiente de la vida y en la creación de células que pueden auto reproducirse y crear sistemas tan organizados y complejos como los mamíferos. El pensamiento humano actúa de forma similar a todo el proceso material y produce un desprendimiento de hipótesis e ideas que buscan la mejor respuesta a cada problema, el pensamiento es, al fin y al cavo, el que observa el proceso creativo de la materia y el que disfruta y crea la realidad estética, La piedra negra, ahora con nombre ya está ante nosotros, antes era hija de los lamentos del río y su existencia era un misterio.

Unidos
Estamos unidos a una matriz en forma de espiral concéntrica e finita, espiral que se dobla en si misma y hace posible encontrar la singularidad del inicio de las especies vivas. El punto de unión con el pasado tiene su centro en el ombligo, lugar donde física y simbólicamente quedamos unidos a la madre y ella a la suya, así hasta la primera; la mare de todas las demás madres, la que nació de las substancies químicas de la evolución prebiótica, la que se despertó del sueño mineral y creó las memorias temblorosas de los protozoos. Sin duda esta espiral es el camino sinuosos que nos une al territorio donde nacieron las primeras formas vivas, pequeñas moléculas de proteínas auto replicantes.

¿Sabéis? un proceso catalizador se ha revelado, destilado entre el surco de millones de años y aquellos suspiros minerales son hoy cajas de misterio, piedras dormidas en el lecho del río. Ahora es presente: ¡miradla! se llama Sola y es la piedra negra que se han transformado en conciencia reveladora, la que busca incansablemente las puertas del origen y aletea en nosotros fundida en los recuerdos. Hoy duerme entre mis manos, la tomé al azar y en ella encuentro el origen de todo…

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