martes, 22 de enero de 2013

Lilith




Dante G. Rossetti 1863. Lady Lilith. Fue la primera mujer de Adán. Tuvo la osadía de llamar a Dios por su nombre, desobedecer su norma, dejar plantado a su esposo y abandonar el Paraíso para unirse con los desidentes del Mar Rojo, los demonios. Ahora, para algunos, as, es la abanderada del feminismo...


Lilith
Del mito a la alcoba
De Lilith como mujer mortal se sabe muy poco por no decir nada, es la leyenda de “la pecadora”, quizá la sombra de un estadio preconsciente que quedó impresa en la mente colectiva, quizá la excusa para espiar las culpas de una moral impuesta. No obstante todavía pervive su aliento en la conducta humana, es la imagen de una poderosa hembra anterior al pecado, un impulso que desboca la lujuria y nos deja inmersos en un estadio salvaje. Ciertamente se trata de una leyenda que han inventados los hombres con intención prevaricadora, somos nosotros los que la hemos alimentado entre fantasías. Pienso que es un impulso irracional, un vector de la libido delirante, por ello la presento después de Inanna, aunque su presencia cultural es mucho anterior.

No se sabe gran cosa de ella, la única observación en el antiguo testamento la hace Isaías 34:14 y la cita como la primera mujer de Adán. Añade que fue ella la que marchó del edén desobedeciendo la norma de tradición mesopotámica; ya de jurisprudencia masculina, quizá es por ello que aparece en la historia con tintes “malsanos”. Se le acusa de soberbia: se atreve a pronunciar el nombre de Dios, el innombrable. De ser mala esposa y peor madre, de devorar a los niños en aquelarres y rituales satánicos, de realizar practicas contra natura y zoofilias sin fin. Se la relaciona con animales nocturnos, con transformaciones diabólicas y perversiones que escandalizan hasta los más libertinos. De estas acusaciones queda mucho latente y es vigente en los actos amorosos; pervive entre los juegos de las madres, en las caricias que estrujan amorosamente a sus hijos entre los senos. Es vibrante en la práctica de besar, cosquillear y mordisquear los genitales de los niños después del baño, en el perfumado del cuerpo, las caricias en la piel suavizada con polvos de talco y especialmente al decirles en tono cariñoso, pero diabólico…

¡Que te como, que te como!

Quizá es historia
Me inclino a pensar que cuando la figura de Inanna, la diosa madre perdió la hegemonía del poder cayó en la vertiente de los vencidos y se convirtió en una leyenda oscura. Sobre ellas: Lilith Eva, Pandora…, se vertieron todas las maldades de la humanidad y se dice que por sus ligerezas, curiosidades y falta de disciplina, la humanidad han sufrido los padecimientos impuestos por el creador, ¿? Con su bello cuerpo, hecho con la espuma de la vida, los hombres formaron la caja del pecado e hicieron brotar de su boca todas las injurias que quisieron atribuir a su persona; ¡ella forjaba la urna del mal! Es tan así que todos los valores que comportaba la figura de la antigua diosa madre quedaron malditos después de su derrota. De esta manera cambió el concepto del universo y el mundo se hizo masculino para anularla. El valor de la luna asociada a la mujer y eje regulador del tiempo, pasó su influencia al sol, astro poderoso que de manera indirecta lo había sido siempre. Con esta decisión se modificó el calendario, antes regido por los períodos de fertilidad de la mujer y unido a los ciclos lunares. En la nueva situación será el sol el que regule los días y los años. Cambió la figura de Dios: de ser una mujer la dadora de la vida, pasa a ser un hombre, Ea, Marduc, Yahvé, el todopoderoso hacedor de todo lo visible y lo invisible. Cambió la manera de contar: del sistema sexagesimal, basado en la multiplicación de la falanges de los dedos de la mano izquierda, por cinco dedos de la derecha, 12X5= 60. Este sistema pasó al decimal donde se cuentan todos los dedos de las dos manos multiplicados por si mismos, 10X10=100. Del sistema sexagesimal nos quedó la medida del tiempo, horas, minutos, segundos, (El invento no aguantó los días, 365, le sobran cinco...), también la división de los ángulos y los grados de la circunferencia, 60X6=360.
Después de su caída se condenó la menstruación como fase impura de la mujer y se penalizó el numero trece por ser el mes que regulaba la diferencia entre el calendario lunar y el solar. Las penalizaciones incluyeron no bajar a las bodegas porque se podía agriar el vino, no hacer conservas ni mondongos ya que se estropeaban, se agriaban o corrompían, no tocar el agua bendita ya que se convertía en impura, no tener relaciones sexuales, ni bañarse en las aguas del río… Etc. En ciertas culturas hasta tenían que retirarse de la vida pública y pasar un tiempo en soledad. Tal fue el castigo que recibió la mujer que entre sus mitos antiguos se asociaron las meigas, las brujas, las lamas, las hechiceras, los súcubos y todo tipo de demonios femeninos…

El origen

En el origen de la creación se presenta a Lilith como la primera mujer que vivió en el paraíso y fue modelada por Dios con el mismo barro que hizo a Adán. Se cuenta que en los tropiezos amorosos de la primera pareja nunca hallaron unión plena; cuando él la pretendía, Lilith se sentía ofendida por la manera que él la trataba, le pedía posturas de sumisión, en las que ella siempre debía estar debajo o bien atrapada por detrás.

¿Por qué siempre he de acostarme pasiva, debajo de ti?


—Le preguntaba—

Yo también fui hecha con el polvo de la tierra por lo tanto soy igual que tú.

Como Adán era más fuerte trató de obligarla pero Lilith se encolerizó y pronunció el nombre que convocaba a Dios; ¡fue su liberación y la nuestra! Se elevó por los aires como un ángel, abandonó el paraíso y se separó de Adán para siempre, fue el primer divorcio sin jueces.

Dicen las leyendas que al salir del Edén marchó hacia los extremos marginales del Mar Rojo, donde se habían concentrado los primeros disidentes del paraíso. Cuando los tres ángeles de Yahvé: Snvy, (hoja de higuera, digo yo), Snsvi, (posiblemente sonrisa de niño,) y Smnglof, (El verdugo inocente, este sí), fueron a buscarla, ella se burló de ellos, se negó a volver e intentó seducirlos con una pócima hecha con estambres de azafrán. Lo intentó de nuevo y lo hizo con conocimiento de hechizos más poderosos, les puso en el glande una crema que hizo con ajo, jengibre, apio, cardamomo y estramonio; nada les hizo desistir, ¡eran santos de piedra y todavía lo son! Entonces se cumplió el destino del mal, los enviados del cielo la castigaron matando a sus hijos e hicieron lo posible para que cada día muriesen cien niños, casi todos los que ella podía parir. El castigo fue demasiado severo y para sobrevivir enquistó su dolor detrás de la máscara del placer. Su espíritu de rebeldía pudo más y de él nació el coraje de los que no se doblegan nunca, todavía pervive en los marginados, los que están fuera de la ley y especialmente, su poder se encuentra encubando "el día de los justos", es decir, en el furor resentido de los vengadores.

Lilit es una leyenda presente y activa, pervive en las orgías y botellones, cuando los jóvenes asaltan las alcobas por los balcones. Es un sueño en las dulces noches de balanceo y se respira cuando se usan los unguentos para que se excite y lubrique la boca del glande, misterio que ofrece ella para serpentear mejor entre las costuras de la carne. Ahora para animarse y encontrarse con ella, los jóvenes también toman caballo, milanga, bolita, sablazo, triqui… e infinidad de bebedizos mezclados con alcohol y música tecno-rock.

Cuentan que Lilit se entregó a la lujuria y se especializó en los asuntos del amor libre, el encuentro canalla y la pasión desmedida. Fue la liberación que cultivó entre sombras, se confundió con los placeres nocturnos y así quedó unida para siempre en la perversidad e infamia de los hombres. Se apoderó de todo el semen que no caía en su lugar, es decir, la matriz fértil y casta de las esposas. Así pués es suyo el que procede de las masturbaciones, de las sábanas manchadas por las apariciones oníricas, el que corre por los prostíbulos, el de las eyaculaciones de los ahorcados y el que procede de las danzas sensuales y hombres incontinentes. Todo el esperma es recogido por Lilit en un canope de ensueño, un recipiente hecho con gruesas lianas de donde se extrae los jugos de la ayahuasca.  Cuando sale la luna llena, esplendorosa de luz, de ese sagrario alienado toma ella las semillas humanas para quedar en cinta.

Ya como súcubo, como estrella voluptuosa de los sueños, se entregó al coito permanente con demonios, especialmente con Samael figura de tradición judía que podía tener cópulas prolongadas como los sapos, cuarenta días sin descanso en un enlace permanente. También yacía con otros de tradición sumeria y acadia; Idlu, al que le pedía penetrarla con la lengua en los oídos, Lilu, el que le sangraba el cuello con mordisquitos apasionados y Artad que podía hacerlo cubriendo todos los orificios a la vez. De estas cópulas enloquecidas también quedaba en cinta y podemos pensar y casi afirmar, que todas las figuras malignas de la literatura son sus representaciones. El éxito de esos personajes de ficción es debido a que todavía perviven sus acciones entre los amores y actos no confesados de los humanos; ¡somos sus niños de sangre, el fruto de la ilusión! Los otros hijos, los que cada día vierte al mundo usando madres de alquiler, son en realidad hijos putativos de Lilith. Los que nacen del semen guardado en el canope de ayahuasca son sacrificados por los arcángeles de Yahvé. Este hecho nos llena de terror ya que cien hijos son arrancados de sus madres cada día y cien venganzas son las que Lilith reclamaba en el mismo espacio de tiempo. De este castigo, de esta venganza, nace en los padres el temor a tener hijos, por eso cuando los tienen nunca quieren dejarlos solos.

Nota aclaratoria del personaje.

Tenemos que pensar que la afiliación de Lilit en la historia aparece en una fase mítica, quizá homínida. Es la primera mujer antes del nacimiento de Eva lo que nos dice que es anterior a la adquisición de la conciencia humana. Quizá tendríamos que asociarla a la figura de Lucy más que con la diosa Inanna. Ahora bien, el vínculo que tiene con la vida y la muerte, la capacidad para regenerarse y producir criaturas, el saber natural unido y encajado en lo divino, su institución nocturna basada en lo femenino y en lo diabólico, la hacen una figura arquetípica y articulada en la cultura, es decir, ya dentro de la conciencia del bien del mal. Sus aportaciones simbólicas y morales nos dice que es una figura de transición pero arrojada en la complejidad de la historia por la falacia masculina.

El hecho de que la figura de Lilit permanezca oculta en las profundidades de la mente y aflore con rasgos de libertad violenta, nos muestra que es un factor reprimido, oculto en nuestro interior pero con plena vigencia en el ser. Podríamos verla en el aullido bestial que aflora en las mejores almas, el mugido del coito en el placer terminal, y también, en el grito que acompaña los momentos de liberación, cuando se rompen las ligaduras con el orden establecido.

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