viernes, 17 de agosto de 2012

Jardín interior


Ammonite, 200 millones de años.  Ruta de El torcal. Antequera


Jardín interior
La mente de Lucía experimenta una metamorfosis creativa a la vez que se consume en una fase que aparece como terminal; ¡la historia que os cuento está llegando a su fin! Entretanto ella florece y se marchita y en unos instantes, pasa de la risa más dichosa a las lágrimas desesperadas. Espero que se trate de una transformación gradual hacia la normalidad y el sosiego; ¡es mi deseo! Está fortalecida pero avanza con los naturales retrocesos y eso me inquieta, algunos gestos de humor me desconciertan. Por la noche su estado de ánimo se ha estabilizado, cena bien, descansa, duerme y por la mañana se hace más comunicativa. Con facilidad se desprende de los pesares que la atormentan y en estos relatos suena su voz, es un testimonio que vigila con atención. En realidad omito los matices que tiñen su espíritu, más aún, oculto la dirección en que se mueven, pero intuyo que Lucía dispone de un jardín interior que no deja de cultivar nunca y que en ella reposa la memoria fosilizada de vidas anteriores.

Pomelo fósil
En los sentimientos
Se petrificó

Pienso en todo esto y me emociono, es tan misteriosa la llama que desprende sus ojos que sólo se puede confiar y esperar su mejora. Así quedo sumergido y cautivo en su desamparo; ¡yo tambien me consumo en él! Constato cada día como su inocencia quema, hiere y algunas veces creo que me utiliza como escribano. Lucía habla para sentirse en mi boca, dice para que diga, para constatar si el acento de su voz queda registrado en el texto que escribo. Mira con atención haber si su identidad se contiene disuelta en la naturaleza del relato, haber si se encuentra reconocible y coherente en estas disertaciones. De las conjeturas ajenas construye las suyas; ¡bueno, como lo hacemos todos! Así es siempre: de mis disparates toma el fermento del dolor y con él hace germinar sus propósitos y en ellos se recrea mientras gimotea sin cesar. Estas pueden ser las semillas nacientes de su nueva vida, así las toma y con ellas juega; ¡son como abalorios para niños...!

Dame tu boca
Archivo de señales
Que me cautivan

En mi caso el interés por ella es más confuso, la añoro como se demanda el aire, la deseo en el dulce enredo de los sentimientos; es la parte más sentida de los relatos. La más cruel se desdibuja en las intenciones de la historia; registrar la tragedia en los sucesos inevitables de cada día. Para averiguarlo la provoco, le meto los dedos en la boca para que expulse sus dudas como si fuese un estado vírico que encuba en su interior o el mismo cuerpo de Satanás que habita como un intruso. Es así como sus asombrosas conjeturas y sus miedos sempiternos huyen, yo los ahuyento con un palo como hacía con las sombras. Lo hago pues para desenterrar, alumbrar y estudiar los motivos de la pasión y el dolor, para contemplar como ella observa la vida, como acusamos la muerte; ¡esas son mis pesquisas! Normalmente son palabras que tomo directamente del corazón humano y por ello dan sentido a mis deducciones. Hablo del sufrimiento y del dolor que produce la ausencia de los seres queridos, del miedo a la soledad y de perder la esperanza. Dolor al verse perdidos y no volver a sentir como fluye la vida en el pecho. Es así como tomo sus ofrendas, como las vivo y a la vez como las presento, siempre envuelto en el desasosiego y la falta de reposo. Así lo hice mientras pude y así lo seguiré haciendo, es la manera que he adoptado para dar forma a la obra, el modo de remarcar el signo obscurecido que me ha tocado en la vida.

En la fortuna
Nunca tuve a mano
Una disculpa

Lucía desconoce el motivo de mi interés y yo lo pregono al viento, lo hago para que no lo sepa por mi boca; pienso que no hay nada más oculto que aquello que tenemos ante los ojos. En ocasiones observo que es autista o está mal informada y piensa que todo mi provecho reside exclusivamente en aquello que ya he confesado anteriormente: los favores lujuriosos. En realidad hay muchos motivos, tantos como personajes represento: entre ellos, hay un encuentro con los disfraces del mundo y ese carnaval enloquecido es lo que más me apasiona en la experiencia de vivir.
Ella es una fuente de inspiración incalculable ya que presenta una muestra completa de cómo esbozamos la tragedia y como la metabolizamos en el dolor. Podemos ver como en su rostro se dibuja el color ácido de las ciruelas verdes y como en la vida ella sola tinta en su piel la bandera de la derrota. En su nómina existencial se muestra una galería de retratos sobrecogedores; es decir, podemos encontrar un muestrario completo del sufrimiento y el placer en el mismo rostro. Lo más curioso es que están sobrepuestos, sobrescritos como en un pergamino, y es un repertorio de expresiones que van del abandono absoluto al chispeante fulgor de un instante apasionado.
Sus palabras son hipótesis sin parangón, nunca repiensa las oraciones, las deja caer con la naturalidad de la lluvia. Mirad que dislate de antífona me hace redactar para vosotros. Sólo ella puede saber lo que hace en su ritual permanente. Es evidente la necesidad del duelo, los pasos perdidos en el camposanto, pero me confunde su voz y me recuerda demasiado al escultor que me contiene…

Son sus cenizas
Entre los olivares
Las deposito

Por su parte, el Chacal también está cambiando, se ha hecho más humano y en él ha nacido cierta comprensión y ternura hacia ella. Como siempre vive en su sueño sin apegos ni sentimientos, pero lentamente está perdiendo su mordiente; la dulzura de los encuentros lo hacen enmudecer como un cordero y cuando le mira a los ojos no le queda otro remedio que sorber el jugo de las heridas, lamerlas con pasiones inconfesables. Las respira, las huele, las acaricia, las besa; succiona los flujos hasta quedar rendido. 

Lamer tus llagas
Me traen el consuelo
De lamentarme


El secreto
Es el momento de las confidencias: pienso que aquí no van a quedar ni los rescoldos más tibios del secreto; ¡todo saldrá a la luz! Así es la historia de los encuentros furtivos del nuevo milenio; ¡transparentes, pornográficos! Pero nada es tan claro como aparenta ser, lo real no puede mostrarse a los ojos, se interpreta y se construye en la mente y aquí cada cual se atrinchera en sus fantasías y, a su vez, camina como puede entre los lindes de la ficción. Estos son los suspiros de la realidad actual, nada queda totalmente esclarecido y todo está bañado por el velo enrarecido del secreto.

Basta de llorar
Si tu voz se apaga
En doble yunque

Me dice el Chacal con tono cariacontecido, casi lloroso…

-Lucía me ha pedido que le friccione los ojos, como si fueran caricias de amante; ¡con los rayos de luz le queman! Lo hago con delicadeza haciendo giros en direcciones opuestas. En ellos siento como giran las galaxias y seres de otros tiempos, son ammonites viscosos y vivos en la punta de los dedos. En la derecha se mueven las dextrógiras, en la izquierda danzan sin cesar las levógiras; ¡como cuernas giran! Con los pulgares húmedos de saliva masajeo aquellas llagas hundidas, las aliento suavemente con un bufido, un soplo que sale de los labios como sale el alma en el momento de la muerte. El dolor la mortifica, por eso lo hago de forma gradual con la espátula plana de los dedos y con un viento leve los enfrío. Nadie como ella puede soportar la luz del suplicio y aceptarla en conformidad; ¡como una llaga luminosa lo sobrelleva!
 Así percibimos las sensaciones, son sentimientos que pedimos al tiempo y que juntos nos alejan hasta el otro extremo del universo. Sus cuencas son firmamentos concretos que se avivan, nebulosas deslizándose entre lágrimas y sin pretenderlo, siento como me muevo entre ellas. Con la yema acaricio pues todos los matices del mundo, ella me los ofrece entre labios mohínos y jadeos de agradecimiento. Ahora lo hago hacia un extremo, después hacia el otro, giro y presiono suavemente hasta que el dedo entra totalmente en sus cavidades, así hasta que queda anestesiada, calmada hasta la placidez absoluta. Con los sentimientos totalmente dormidos exclama:

 -Así espero el placer del final de la vida, el éxtasis último y el soplo expirado de la muerte.-

Después de sentir aquellas heridas incurables, las venteo con una ramita de mirto; ¡entonces ocurre el milagro! El aire se perfuma de aromas germinales y el aliento entra en el pecho, suavemente inunda el cuerpo hasta quedar sofocado el deseo…
En aquel momento aprovecho para mirar dentro y ver sus paisajes desolados. Separo aquellos labios heridos y observo, lo hago como lo hace un niño fisgón y asombrado ante el espejo del mundo. Es una mirada curiosa e intensa que me llena de ternura, se cuela por aquella mandorla dolorosa y siembra de verde mi ánimo. Entonces me vienen ganas de llorar; ¡son irrefrenables! Los empujes de otro tiempo se precipitan en mí y me inducen a la nada, se repliegan lentamente como campos calcinados…
Como no distingue muy bien el tacto de mis caricias, aprovecho para ocultar en sus cuencas vacías las peticiones no atendidas. No es una acción irreverente ni el acto de la traición, es mi oficio que llama con ansiedad a las puertas del secreto. Sabedlo bien, en aquellos huecos vacíos, cavidad sacra de la noche de todos los santos, quiero dejar ocultos los susurros permanentes, las quejas de los vencidos.

Tomad veneno
Entre las manos llevo
Un pintalabios

-Quiero desterrar del pozo del dolor el grito quejumbroso de los impostores, alejar de allí a aquellos que hieren y se emponzoñan en todas las heridas, aquellos que se reproducen de manera crónica hasta el exterminio. Deseo confinar al silencio a aquellos que sólo tienen palabras para pedir y llorar como niños histriónicos, aquellos que se bañan en la usura y sus ambiciones no tienen límites. Todo lo oculto, lo que siento nacer en la bondad y la perversidad lo archivo. Es mi oficio ocultar en los espacios del olvido aquello que quema la mente, deseo dejarlo allí como queda guardado en la obra 359º sin luz. También amago en aquel lugar los ojos de Lucía, protejo sus luces y sus oscuridades como un custodio perpétuo. Allí dejo descansar el terrible espejo de la vida. Sé que ahora ella lleva un peso insoportable sobre sí, ¡yo lo llevo permanentemente!
Todo lo oculto con mucho cuidado, en un acto sencillo y ligero; es una liturgia secreta que me expande el pecho y a su vez, es la manera de unir los relatos desesperados de Lucía con las acciones que realicé cuando me sentía cercano a vosotros, cuando podía exclamar: ¡buenos días amor, buenos días!
No era un animal de ficción, ¡como ahora!
Sin descanso, sólo me queda añadir...-


Ya sin palabras
Susurro en tus huecos
Mi desencanto

En estas diatribas se entretiene y súbitamente cambia el tono de su voz. Él es consciente de su personalidad bifurcada, de todo el mal que puede desplegar y de las virtudes que mueve si ese es su deseo. Como digo, puede ser varias personas a la vez, todas con el mismo rostro, con las mismas vestimentas y los mismos gestos, pero es ladino y tiene que actuar con propósitos diferentes; cada caso un  tratamiento, cada persona una voz diferente, en cada situación una respuesta ajustada... Entonces cae en cuenta que los cambios son veloces, que es muy difícil vivir en la incertidumbre, que el juego libre de la contingencias es totalmente azaroso y que las diatribas del caos no son precisamente los espacios de la razón. La locura, la discordia del pensamiento, se deviene entonces por exceso, por sobredosis de amor…

Me transfiguras
Más que las pesadillas
En el regazo

-¡Qué veloz corre el tiempo! su cuerpo se está transfigurando y su mente puede convocar las situaciones más extraordinarias. Ahora recrea el  velatorio como la reina Juana hizo con su marido, “El hermoso”. Sabéis que lo paseó en comitiva funeraria por los campos de Castilla, así fue hasta que el séquito se negó a continuar en aquel entierro de vivos.

Los difuntos son
Campanitas de plomo
Para los vivos

Los cambios se suceden cada día, las palabras la confunden y los relatos se unen poco a poco a sus demandas. Lucía ha hecho una reconstrucción del sueño y en la ficción se acomoda; es una solución amañada que la entrega a la tristeza…

-¡Ay sueño de mis genitales, androceos activos! solita me lamento por los arrabales y tintino como las larvas en el cantar de los insectos. Me extravío entre los paisajes que aparecen en el fondo de mis pupilas, surcos de albañales secos; ¡ahora son tinturas orientales en el rostro! Auroras veloces que se consumen en mi boca, como el vuelo de los halcones se desvanecen mis sueños. ¡Mira amor, mira! en mi piel aparecen y desaparecen los arroyos de los años felices; ¡mira como se disipan las creaciones de mi mente!
Así como me formo en el pensamiento, en los instantes me voy borrando; ya me pierdo, sin rastros en la tierra me fundo con el cielo.-

Sol de cereza
Pimienta en la voz
Cálido hueso

El Chacal le contesta sin pensar, le dice que él empieza a estar sometido a las leyes que han impuesto sus sentimientos. Ante la tragedia nada le es ajeno y entonces le aconseja en tono imperativo.

-Notas su calor, lo presientes, crees que tus manos miran la pantalla de la verdad, la que presenta los prodigios del mundo, pero lloras sin consuelo, imploras sumida en la ternura del amor perdido. Tus ojos son ciegos y ven lo que quieren ver; ¡como los míos!
Con qué sosiego sobrellevas la carga del diapasón universal, la voz silenciosa del tiempo; ¡ya no suena para nadie y enmudece en ti para siempre! Piensas como la Ceres eterna, la que duerme bajo tierra y florece con el sol. Eres aliento del río y despiertas en las brumas prematuras. Quizá algún día podamos ver en tus ojos las semillas germinales, ahora sólo vibra en tí el rostro de la amargura; ¡eres oboe acompañado de zampoñas matutinas!-

Entonces él lame sus lágrimas, le besa las mejillas y exclama…

Bebes sus sales
Entre los manantiales
Lloras y cantas

Así se lamenta a la vez que anhela respirar su aliento. Ahora ya no es un cazador sin piedad, es una presa atrapada en sus propios señuelos. Aunque en ocasiones se hace pasar por el difunto y habla con su tono de voz, ya no quiere seguir jugando al ventrílocuo nigromante y menos aún representarlo en su papel de espectro.

¡No sabe que el destino le reserva la más cruel de las respuestas!

Poco a poco perderá el soporte del suelo y se acoplará a las demandas del relato, en este caso, en el plano de la realidad social quedará perdido, pues en ella tan sólo somos lo que representamos ser.

-Incansable, traes en tu ceguera la retahíla de los días y vemos por tus ojos aquello que no queremos ver por los nuestros. Percibimos en la oscuridad el cansancio de los días de hastío, los años de soledad y de trato injusto, apreciamos la brevedad de la vida y la falta de sentido. Así podemos afirmar asumiendo todos los horrores y errores. 
El dolor es la condición para vivir y en tu rostro anoto con los dedos de la mano...

  • Eres un espejo para mirarnos y sentirnos; ¡en tus heridas fenecemos!
  • Desde un tren en marcha contemplamos la larga comitiva; ¡se vive en la queja permanente!
  • Seguimos tu estela de dolor y en él nos encontramos solidarios; ¡nos une la derrota! 
  • Los implorantes se han unido en la marcha y amenazan con arrojar las piedras de la ira; ¡nos mueve la venganza!
  • Por tus ojos ciegos y bañados en lágrimas, vemos como gritan los inocentes; ¡hay esperanza, hay esperanza!-
Gritar y gruñir
Como los condenados
En la cadena

-En tu rostro de niña desamparada empieza a dibujarse el alba y en tu piel de pergamino índigo, emanan aromas de lirios. En tus pómulos macilentos, enjutos de color y lágrimas, se forman alfombras de hojas secas-

¡Mira!
-Le dijo-

-Mira los campos quemados, observa como nacen las torrenteras de piedra, ¡mira, mira, con el zumo de tus ojos, ya se humedecen las tierras de cultivo!
Silencio por favor, ¡silencio! En Lucía aparece el día de la verdad y con mano protectora acaricia los brotes que no han nacido.

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