martes, 12 de junio de 2012

Su legado



El pozo del dolor. 

Su legado
Lo más valioso de su legado son los sentimientos, la entrega y la fidelidad ciega que ha mostrado al obsequiarme con su dolor. Son vivencias y conversaciones virtuales y reales que me ha ofrecido y que intento transcribir con pulcritud para que queden como testimonio. Por ejemplo, me arroja esta antífona y yo he de interpretarla. ¡La verdad sea dicha! su realidad se escapa entre mis dedos como el aliento, no puedo atraparla…
Tazón de tila
Holgura de mosquito
Gime el pezón

¡Pues vale con las conjeturas y presunciones! Con estos cascotes rotos me veo obligado a matizar el concepto de lo real. Primero la complejidad de las interpretaciones: una soga no es lo mismo para un carretero que para un ahorcado. Cuando hablo de realidad se ha de entender su amplitud. Hay que observar el mundo con el filtro y la mirada de nuestro entendimiento y alumbrarlo con los recursos expresivos disponibles. Una mano abierta es una bandeja oferente, cerrada es un puño y puede ser un arma y golpear…

Sabemos que lo real es un espejo deformado que hay que mirar con cierto escepticismo, no podemos saber que se esconde tras el velo de Isis. También deseo aclarar con argumentos poco fiables, que las emociones son parte afectada de la realidad del alma y, por tanto, la presencia de la muerte cambia la percepción de toda la verdad. El óbito crea sentimientos dislocados que aquí se van a tratar y que van a presentar aspectos muy difíciles de entender. La ceguera producida por amor,  la pérdida de luz mental causada por el dolor, la adicción a la tragedia y la falta de voluntad por superarla, crea una situación que lo complica aún más si cabe.
La realidad queda pues teñida y aquí se mostrará colmada de sufrimiento, mezclada con la malaventura y vestida con perfiles ininteligibles, en algunos casos misteriosos o metafísicos. Así, lentamente, el ser se desborda en una ofrenda pasional, dolida y sacrificial.

Entre mis manos
Se muestran tus ojos
Si luz alguna

Todo este drama desbordado, comprimido en un relato corto y consciente de que el lenguaje tiene sus limitaciones, quiere traernos y encontrarnos en una situación desesperada. No tendré más remedio que hacer uso de metáforas, símbolos, alusiones, giros, elipses y paráfrasis para avanzar en el tiempo y llegar “entero” al final esperado.
Lucía es un ser dolido que vive por deber, su sentido de la responsabilidad la hace estar de pie y soportar una hilera interminable de noches de insomnio. Sus palabras son clamores que cortan como una navaja pero en ocasiones se hacen incomprensibles. Por ejemplo me dice:


Llanto de rueda
Que gira en el aire
Como la luna

La verdad, ¡no se que hacer con ello y menos interpretarlo…!

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