sábado, 7 de enero de 2012

La Forma


Ció. Donants, donantes. Granito de Quintana de la Serena y bronce, 3,10x12m. Hospital de Reus

La forma, el contenido
La actividad escultórica se ha liberado de muchas funciones que la han mantenido activa en el curso de los siglos: decorativas, patrimoniales, pedagógicas, económicas, espirituales, científicas, históricas… Ahora casi no le queda ningún cometido social para seguir viva. Actualmente parece que la construcción de formas no tiene  ningún sentido; la matemática, la geometría, la tecnología y la pureza de las formas es un territorio propio de la ingeniería y la arquitectura. Ningún artista puede competir con estas disciplinas,  artes que están sometidas al poder económico y político. Ningún escultor puede hacer una forma de las dimensiones de la Burj Califa si no es una caja vertical para contener y producir dinero en su interior…

Los artífices de esas grandes obras son equipos tecnológicos complejos, estrategas que ponen la técnica y el atrevimiento de los sueños entre las relaciones de poder y su pensamiento. En estas acciones constato que todo el entramado creativo  esta nublado de vanidades y de intereses económicos; ¡por lo visto no puede ser de otra manera! Personalmente no me maravillan estas obras, son operaciones de soberbia y en el fondo ejercicios de simple academia. Sus desmesuradas pretensiones son evidentes, sus contenidos se centran en el poder, y las ideas son escuetas y pueriles. En el fondo de tanta prepotencia técnica se oculta una estética vacía y una apología de la nada, una escultura gigante fuera de toda dimensión humana. Podríamos afirmar que se trata de una tiza puesta de pié que demanda ser derribada…  Pienso que detrás de tanto espejismo hay poca cosa y creo que todavía no se han preguntado cómo se aguanta una caña, como flexiona accionada por el viento, o como se crea el espacio interior de cada nudo… y si se lo han preguntado algún día, no han sabido encontrar la respuesta; ¿porqué no se rompe con los desafíos naturales?
Pero, mira, mira, eso está al caer; ¡Empieza la era de los delirios!... Serpiente en el cielo 
Estas batallas de poder son una excusa para seguir por los caminos transitados y no equivocarse nunca. La autoridad tiene que demostrar su dominio y este está unido al espectáculo de la longitud, la altura y la proximidad con Dios... Piensan que con eso queda dicho todo lo que pueden llegar a decir para que el espectáculo les funcione…

No obstante mis prevenciones, que son muchas, me parece muy bien los que practican esta vía si lo hacen con entrega y el resultado es bueno. En la mayoría de los casos no es así, pienso que son el testimonio más disparatado de nuestra era. Ellos son los  responsables de los desatinos de nuestro tiempo y a todos pienso sumergir en el pozo de las vanidades... conceptualmente no dejaré ni un alma subida en la atalaya de los dioses… Creo que los baluartes se derrumbarán y del estruendo quedaremos derrotados por muchos años…

Las torres caerán por su propio peso… ¡ya lo hemos comprobado!


2 comentarios:

  1. Hola Rufino! es un verdadero placer navegar por tu interesante blog.

    En este artículo que compartes con tus lectores, sólo añadir que estoy muy de acuerdo con tu planteamiento.

    Todo este enjambre político de intereses, egos y vanidades, desinteresados a su vez por el arte. Es uno de los pilares fundamentales que hace que el arte no llegue nunca a ser de interés general.

    Recibe un cordial saludo
    Atentamente
    Fran Castmay

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  2. Gracias Fran: Las humanidades no tienen predicamento. Los humanos somos interesados, solo aquello que da veneficio o postula violencias gratuitas tiene acogida y entretiene... El fútbol, por ejemplo...

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